Una excelente manera de hacer que esta Cuaresma sea aún mejor espiritualmente es ofrecer no solo algo que elegiste, sino también ofrecer tus inconvenientes. Dale a Dios esos momentos en los que estás atorado en el tráfico, o cuando alguien te dice algo amargo, o cuando tienes que hacer un mandado que simplemente no quieres hacer. Ofrece aquellos inconvenientes que no escogiste, y Dios te hará más fuerte en ellos.