La Cuaresma se trata de transformación, pero esa transformación será incompleta si la hacemos sobre nosotros mismos. En lugar de aspirar únicamente al autodominio en esta Cuaresma, ¿cuál es la clave para vivir esta Cuaresma para los demás?

En 2 Samuel 7, cuando el rey David dice que construirá una casa para el Señor, el Señor le dice a David a través de Natán que no será él quien construirá el templo, sino su hijo.

Al aprender de esta historia, vemos que es posible que queramos hacer algo bueno y noble durante la Cuaresma, pero eso no significa que sea lo que Dios quiere que hagamos. Pregúntale a Dios qué quiere de ti esta Cuaresma.

La disciplina es excelente, pero hay un paso después: ser generoso. Preguntarle a Dios lo que te pide, en lugar de decidirlo por tu cuenta, es un paso de la disciplina a la generosidad, del autodominio a una relación más profunda. Trate de hacer su oración, ayuno y limosna con generosidad.

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