Un mentor me dijo una vez: "Tú construyes un estilo de vida y luego el estilo de vida te construye a ti". Me lo dijo después de que me fui de casa por primera vez y estaba tratando de encontrar un nuevo ritmo para mi vida cotidiana.

En un mundo donde hay tantas ideas sobre cómo deberíamos vivir, puede resultar difícil ponerlas en orden. ¿Cómo construimos un estilo de vida que nos ayude a prosperar en la época en la que estamos y que también tenga en cuenta nuestros intereses y circunstancias particulares?

Es muy fácil acceder a las redes sociales y ver ejemplos de las “rutinas matutinas” o “listas de tareas diarias” de otras personas. Tal vez nos comparemos con la vida de oración de nuestros amigos y familiares. Pero todos tenemos horas limitadas en el día y, por eso, es importante discernir cuidadosamente las prácticas que elegimos incluir en nuestra vida diaria.

S t. Ignacio habla de cómo el discernimiento es el arte de elegir entre diferentes cosas buenas.

Por lo tanto, aprender qué prácticas buenas y saludables se adaptan a nuestra vida individual puede ayudarnos a construir un estilo de vida que, a su vez, puede ayudarnos a crecer en nuestra relación con Dios.

El autoconocimiento es un buen punto de partida para construir una práctica diaria. Saber qué es importante para nosotros puede ayudarnos a priorizar ciertas actividades sobre otras.

Cuando era joven, pasé algún tiempo viviendo en una comunidad intencional que tenía un horario diario establecido. Esto incluía comidas compartidas, momentos de estudio, oración personal, recreación y devociones comunitarias. Los días estaban llenos de actividades significativas que me conectaban con Dios, aunque a veces me encontraba ansiando tiempo para hacer cosas fuera del horario. Cosas como salir a caminar tranquilamente sola, escribir un diario y hacer ejercicio (formas en las que me conecto con Dios de manera integral) eran difíciles de incluir en días ya completos. Reconocer que extrañaba estas cosas me ayudó cuando terminé mi tiempo en la comunidad y comencé a vivir sola. Sabía que la estructura de la oración y el estudio diario era algo que llevaría adelante en mi nueva etapa de vida, pero también tenía una base para agregar otras cosas que eran importantes para mí.

En términos prácticos, comience por hacerse algunas preguntas básicas sobre lo que le ayuda a sentirse arraigado y conectado. ¿Es usted una persona introvertida que necesita momentos de tranquilidad para funcionar bien? Tal vez necesites un tiempo a solas después de terminar tu jornada laboral. ¿Te sientes mejor cuando estás rodeado de otras personas? ¿Tal vez encontrar a alguien con quien ir a misa diariamente te ayudará a incluir eso en tu día?

?Otra parte de este autoconocimiento es saber cuáles son tus momentos del día más altos y más bajos. Soy una persona mañanera, por lo que para mí es importante completar mis prácticas diarias de oración, ejercicio y tiempo de tranquilidad con mi café mientras me siento con energía. A otras personas les puede resultar más útil realizar sus prácticas durante la noche o en diferentes momentos del día.

Por supuesto, además de conocernos a nosotros mismos, también es importante escuchar cómo Dios nos está atrayendo para acercarnos a Él a través de nuestras rutinas. Ha habido muchas ocasiones en las que he descubierto que una práctica de oración que alguna vez dio vida se ha vuelto obsoleta. Esta experiencia me ha impulsado a permanecer abierto al Espíritu Santo y a las nuevas formas en que Él me invita a conectar más profundamente en mi relación con Dios. Ha habido temporadas en las que voy a misa temprano en la mañana antes de ir a trabajar, temporadas en las que mi oración se basa en cierto libro espiritual, o incluso momentos, como madre joven, en los que conectarme con Dios era simplemente escuchar alabanzas y adoración mientras alimentaba a mi bebé.

Es importante señalar que conectarnos con Dios a través de nuestras prácticas y hábitos diarios no se limita a momentos estructurados de oración. Los humanos somos cuerpo, mente y alma y por eso podemos estar seguros de que Dios quiere estar presente en todo tipo de actividades diferentes.

En la película Carros de fuego, el corredor olímpico cristiano Eric Liddell habla con su hermana sobre su relación con Dios y le dice: "Él [....] me hizo rápido. Y cuando corro, siento su placer”. Cualquier actividad en la que nos sintamos vivos y alegres es una oportunidad para saber que estamos en la presencia de Dios, que nos invita a su creatividad.

Ha sido de gran ayuda para mí darme cuenta de que mi práctica diaria de hacer pan es un momento para crecer en mi relación con el Señor. Y así, construir tiempo en nuestros días no sólo para la oración, sino también para otras actividades que amamos, no sólo hará nuestras rutinas más sostenibles, sino que también nos ayudará a entrar en la presencia de Dios.

Desarrollar una práctica diaria puede significar que renunciemos a otras cosas a las que estamos acostumbrados. Ciertamente tiene el potencial de ayudarnos a crecer en disciplina. Para mí, mantener mi rutina matutina de oración a veces significa que no tengo tiempo para trabajar o responder correos electrónicos antes de que mi hijo se despierte. Aunque estas cosas también son importantes, sé que me sentiré más tranquilo si me concentro en mi práctica diaria en lugar de dejar que las distracciones me lleven de un lado a otro.

Yo lo recomendaría Esta guía gratuita para ayudarle a obtener ideas sobre cómo podría ser una rutina diaria, semanal, mensual e incluso anual para usted.