Un encuentro con Jesús es importante, pero es difícil entender un concepto tan abstracto. P. Mark-Mary sugiere que leamos la historia que se encuentra en Marcos 5:21-34 sobre la mujer con hemorragia, para ayudarnos a comprender qué es realmente un encuentro con Jesús.

Esta mujer era una marginada de la sociedad. La consideraban impura y así vivió durante doce años. Es posible que amigos que tal vez haya conocido de toda la vida la hayan mirado con ojos cautelosos. Es posible que los líderes religiosos engañados la hayan mirado con juicio. Es posible que los médicos la hayan mirado con ojos de desesperación. Es posible que los miembros de la familia hayan comenzado a mirar más allá de ella.

Debido a todas estas mentiras, probablemente empezó a considerarse no deseada, una carga, una causa desesperada. Pero luego se entera de Jesús y va a buscarlo. Cuando lo hace, toca su borla. Cuando Jesús se da cuenta de que lo han tocado, la mujer se disculpa. Pero Jesús no la castiga. En cambio, sus ojos dicen: "Eres conocido, bueno y amado". Él le dice la verdad y la llama hija.

Este es un encuentro con Jesús. Nos recuerda y nos convence de nuestra identidad. Ésta es la esencia de la oración y la lectura de las Escrituras. La próxima vez que ores, leas las Escrituras o ambas cosas, mira el rostro de Jesús como lo hizo esta mujer y comprenderás cuán poderoso puede ser un encuentro con Jesús.

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